En abril del 2018 tuve una craniotomía para remover un tumor maligno en mi cerebelo. Esa primera noche tuve mucho dolor de cabeza. El manejo del dolor en las primeras horas de este tipo de cirugías es complicado. Porque es necesario evaluar frecuentemente la respuesta neurológica del paciente y hay muchos medicamentos para el dolor que pueden enmascarar síntomas o producir eventos adversos que complican el escenario post operatorio. En fin, tenía dolor y la enfermera me dijo que tenía que esperar un tiempo para la siguiente dosis. Le pedí que me pusiera música y yo hice una oración bien corta: “Señor ayúdame”.
La siguiente semana, una amiga que vive en otro estado, me dijo que esa misma noche de mi cirugía, ella se despertó con un episodio de migraña en la madrugada. Cuando se disponía a tomar sus medicamentos pensó: “Tal vez Becky tiene mucho dolor de cabeza ahora mismo”. Así que elevó una oración por mí. Aunque sé que esa noche varias personas estaban orando por mí, fue de mucho consuelo saber que alguien que “comprendía mi dolor de cabeza” oraba por mí. 😍
Nuestra experiencia con Jesús es aún mejor.
“Nuestro Sumo Sacerdote comprende nuestras debilidades, porque enfrentó todas y cada una de las pruebas que enfrentamos nosotros, sin embargo, él nunca pecó. Así que acerquémonos con toda confianza al trono de la gracia de nuestro Dios. Allí recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que nos ayudará cuando más la necesitemos.” (Hebreos 4:15-16 NTV)
Jesús no simpatiza con nuestro pecado, culpa o rebelión porque Él no pecó. Y gloria a Dios porque si así fuera no podría ser nuestro salvador. Pero Jesús sí comprende lo que es ser humano; conoce la tentación; conoce el sufrimiento; y conoce lo que estar bajo presión pero sin ceder. Ese trono de la gracia está siempre abierto porque Jesús está continua y eternamente intercediendo por nosotros (Hebreos 7:25). Nos acercamos a un Dios Santo por medio de Cristo sabiendo que todos los días, en cada temporada, en lo mejor y lo peor, la sangre de Cristo es eficaz.
Por eso, los que están en Cristo siempre están escuchando desde el cielo un “Sí”. (2 Corintios 1:20)
– ¿Soy amad@? – SÍ!!
– ¿Soy perdonad@? – SÍ!!
– ¿Hay gracia para hoy? – SÍ!!
– ¿Usarás esta situación para traer gloria a tu nombre? – Sí!!
– ¿Suplirás lo que falta conforme a las riquezas en gloria en Cristo Jesús? – SÍ!!
– ¿Me darás fuerza por el poder de tu Espíritu? – SÍ!!
– ¿Estarás conmigo cuando camine por valles de sombra y de muerte? – SÍ!!
– ¿Serás mi amparo y fortaleza? – SÍ!!
– Si mi fe se sacude, ¿me vas a sostener? – SÍ!!
– ¿Algún día cambiarás todo mi lamento en gozo y enjugarás cada lágrima? – SÍ!!
– ¿Tu palabra me dará vida y paz? – SÍ!!
| Acércate confiadamente y escucha desde el cielo un rotundo “Sí” cuando más lo necesites.|
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