Para que sobreabunde la gratitud

Soy nacida y criada en Puerto Rico. Recuerdo que aunque el patio de la casa de mis padres no era tan grande, estaba muy bien utilizado y habían muchos árboles frutales. Desde temprano observé que tienes que ser un árbol de mango para que tu fruto sea mango. Un árbol de limón para dar limones. Un árbol de quenepa (conocido también como guaya, mamoncillo, o limoncillo en otros países hispanoparlantes) para dar ese fruto.

La Biblia dice que el gozo es un fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5). Dios tiene que hacer una obra sobrenatural en nosotros primero al salvarnos. Sólo El puede transformarnos de árboles silvestres y sin fruto a árboles escogidos que dan fruto. Pero aunque esto es así, es relativamente fácil terminar en un callejón sin gozo. No hay que hacer mucho esfuerzo en las mañanas para llegar allí. El gozo no es natural. Y con toda honestidad, somos incapaces de sostenerlo con nuestro propio esfuerzo. Algo parecido sucede con otras virtudes como la gratitud y el contentamiento. Deberían ser distintivos de la vida cristiana pero requieren una batalla diaria.

“Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.” (1 Tesalonicenses‬ ‭5:18‬ ‭RVR1960‬‬)

Gratitud es más que decir “gracias”. Uno puede decir gracias por costumbre, por obligación, por ser educado, etc. Pero la verdadera gratitud se da en el corazón del que sabe que ha recibido algo que no merece. Cuando la gracia abunda la gratitud sobreabunda. Cristo es el mayor ejemplo.

“Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí.” (S. Lucas‬ ‭22:19‬ ‭RVR1960‬‬)

Cristo, a horas de ser molido por nuestros pecados, dio gracias. La palabra en el original que se usa en ese verso para “dio gracias” es “eucaristía” que es la misma palabra que usamos para la ordenanza de la Cena del Señor. Cristo Jesús, independientemente de la circunstancia humana que se avecinaba y que le provocaría un dolor sin precedente, vio la gracia de su sacrificio y dio gracias. Lo interesante es que de la palabra griega eucaristía, también se deriva la palabra gozo (“chara”).

Así que tal vez la petición es que Dios nos ayude a ver Su gracia. De esa forma abundarán la gratitud y el gozo independientemente de nuestras circunstancias. Su gracia en nuestros procesos, en las batallas, en las bendiciones, en las pérdidas, en los triunfos, en las lágrimas, en las sorpresas agradables. Su gracia en todas partes.

-Ayúdame a ver Tu gracia Señor 🙏🏽-

Becky Parrilla, Noviembre 2022